"Despierta" es un libro del autor Anthony De Mello S.J. que invita al lector a despertar de su estado de inconsciencia y a ver la realidad tal y como es. El autor sostiene que la mayoría de las personas viven en un estado de sueño, en el que se aferran a sus creencias, prejuicios y expectativas, sin darse cuenta de que estas limitan su capacidad de percibir la realidad de manera objetiva.
El libro está dividido en dos partes: la primera parte describe los peligros de vivir en un estado de inconsciencia, mientras que la segunda parte presenta las posibilidades que se abren cuando uno despierta a la realidad.
En la primera parte, el autor describe cómo la mayoría de las personas se aferran a sus creencias y prejuicios, y cómo esto les impide ver la realidad tal y como es. También habla de cómo la sociedad y la cultura nos condicionan para pensar de cierta manera, y cómo esto nos hace perder nuestra capacidad de discernimiento y de tomar decisiones libres.
En la segunda parte, el autor presenta las posibilidades que se abren cuando uno despierta a la realidad. Entre ellas, se encuentra la capacidad de ver las cosas tal y como son, sin prejuicios ni expectativas, lo que nos permite tomar decisiones más acertadas y vivir de manera más plena y auténtica.
Según de Mello, los psicólogos pueden brindar alivio a sus pacientes, pero no curas. En otras palabras, el objetivo de la terapia no es eliminar por completo los problemas o traumas del paciente, sino ayudarle a manejarlos y vivir con ellos de una manera más saludable. Esto se debe a que la vida está llena de desafíos y dificultades que son inevitables, y no podemos controlar todo lo que sucede a nuestro alrededor.
En lugar de buscar una solución rápida o una cura milagrosa para nuestros problemas emocionales, De Mello nos invita a adoptar una perspectiva más realista y compasiva hacia nosotros mismos. Nos recuerda que todos tenemos limitaciones y debilidades como seres humanos, y que aceptarlas es un paso importante en el camino hacia la sanación emocional.
La terapia puede ser un espacio seguro donde podemos explorar nuestras emociones y pensamientos sin juicio ni crítica, lo cual puede ser muy liberador. El objetivo final es aprender a vivir con nuestras heridas emocionales de una manera saludable y significativa en lugar de tratar de eliminarlas por completo.
Para aplicar este concepto en nuestra vida diaria, es importante comenzar por reconocer que nuestra identidad no es algo fijo e inmutable, sino que está en constante cambio y evolución.
Debemos estar dispuestos a dejar ir las etiquetas y roles que nos han sido asignados por la sociedad y permitirnos ser quienes realmente somos, sin miedo al juicio de los demás.
En cuanto a los apegos, es fundamental comprender que éstos nos atan a una realidad limitada y nos impiden experimentar la plenitud de la vida. Para liberarnos de ellos, es necesario cultivar una actitud de desapego y aceptación de lo que es, sin aferrarnos a las cosas, personas o situaciones que nos generan sufrimiento.
Esto implica aprender a soltar el control y confiar en el flujo natural de la vida, permitiendo que las cosas se desarrollen sin resistencia ni apego. Al liberarnos de nuestra identidad y apegos, podemos abrirnos a una realidad más amplia y profunda, experimentando una mayor sensación de libertad y plenitud en nuestra vida.
Para lograr esto, De Mello sugiere la práctica de la meditación y la contemplación para llegar a un estado de conciencia más elevado. Al soltar nuestras ideas preconcebidas sobre nosotros mismos y el mundo que nos rodea, podemos comenzar a ver las cosas como realmente son en lugar de cómo queremos que sean.
Es importante entender que nuestra autoestima no debe depender de la opinión de los demás. Es común que nos sintamos bien cuando recibimos elogios y mal cuando recibimos críticas, pero esto no debería ser así. Debemos aprender a valorarnos por nosotros mismos, sin depender de la aprobación de los demás.
De Mello nos invita a reflexionar sobre la naturaleza efímera de los elogios y las culpas, ya que son opiniones subjetivas basadas en percepciones momentáneas. Si nos apegamos demasiado a ellos, podemos quedar atrapados en un ciclo interminable de búsqueda de validación externa, lo cual puede ser agotador e insatisfactorio. En lugar de eso, debemos buscar una fuente interna de felicidad y autoestima basada en nuestra propia valía como seres humanos.
Debemos aprender a reconocer nuestras fortalezas y debilidades, y a aceptarnos tal y como somos. De esta forma, los elogios y las culpas de los demás no tendrán tanto impacto en nosotros.
Otro aspecto importante que se menciona en en el libro es la importancia de ser conscientes de nuestras acciones y decisiones. No debemos hacer las cosas para recibir elogios o evitar culpas, sino porque son lo correcto. Debemos aprender a tomar responsabilidad por nuestras acciones y a aceptar las consecuencias de las mismas.
De esta forma, no dependeremos tanto de la opinión de los demás y podremos tomar decisiones más auténticas y coherentes con nuestros valores y principios.
Para alcanzar una verdadera transformación espiritual, debemos estar dispuestos a reprogramar nuestras mentes. Esto significa desaprender todo lo que nos han enseñado y estar abiertos a nuevas formas de pensar y percibir el mundo.
De Mello sugiere que gran parte de nuestra programación mental proviene de la educación, la cultura y las creencias religiosas o sociales. Estas ideas preconcebidas pueden limitar nuestra capacidad para experimentar la vida de manera plena y auténtica. Por lo tanto, debemos estar dispuestos a cuestionar estas creencias arraigadas y dejarlas ir si no nos sirven en nuestro camino hacia la iluminación.
Otra lección importante del capítulo es la necesidad de dejar ir el pasado y vivir en el presente. Muchas veces nos aferramos a experiencias pasadas o nos preocupamos por el futuro, lo que nos impide disfrutar el momento presente. Al aprender a vivir en el presente, podemos reducir la ansiedad y el estrés, y ser más conscientes de las oportunidades y posibilidades que se presentan en nuestra vida diaria.
Uno de los mayores obstáculos para nuestro crecimiento espiritual es la identificación con el ego. El ego se refiere a nuestra imagen mental de nosotros mismos, que está formada por nuestras creencias, pensamientos y emociones. Si nos identificamos demasiado con esta imagen, podemos perdernos en ella y perder contacto con nuestra verdadera naturaleza.
De Mello sugiere que debemos aprender a separarnos del ego y verlo como una construcción mental pasajera en lugar de nuestra verdadera identidad. En otras palabras, debemos dejar de tomar en serio las historias que nos contamos a nosotros mismos sobre quiénes somos y comenzar a experimentar la realidad directamente sin la lente distorsionada del ego.
Debemos aprender a observar nuestros pensamientos y emociones desde una perspectiva más objetiva, sin identificarnos con ellos. Esto nos permitirá ser más conscientes de nuestras reacciones automáticas y tomar decisiones más conscientes y libres.
Otra forma de aplicar este aprendizaje es a través de la práctica de la atención plena. Al tomar unos minutos al día para observar nuestros pensamientos y emociones sin juzgarlos ni identificarnos con ellos, podemos desarrollar una mayor conciencia de nuestro ser interior y una mayor capacidad para vivir en el momento presente.
